Pongámonos en contexto: el 19 de marzo de 1812 se promulgó nuestra primera Constitución en las Cortes Generales de España, por aquel entonces en Cádiz. El texto debía regir el destino de todas las instituciones públicas del Estado, estableciendo los principios por los que comenzaban su andadura una serie de derechos y fundamentos como el sufragio universal masculino (aunque indirecto), la monarquía constitucional, la separación de poderes y la soberanía nacional. Además, se empezaba a regular todo lo relacionado con los territorios españoles de otros continentes.
Sin embargo, el 11 de diciembre de 1813 volvió a tomar el mando el rey Fernando VII, que dio un paso atrás y restauró la monarquía absolutista y derogando el 4 de mayo de 1814 la Constitución de Cádiz. A su vez, mandó perseguir y encarcelar a todo aquel que la defendiera y prohibió los vítores en su favor.
El Pueblo fue, no obstante, muy ingenioso: utilizaron el grito ¡Viva la Pepa! para recordarla. De este modo, los constitucionalistas y liberales podían vitorearla sin sufrir represalias por parte del 'rey felón', apelativo que adjudicaron a Fernando VII, considerado una persona perversa e infame.
¿Y por qué 'la Pepa'? Pues por la fecha en la que se promulgó: el 19 de marzo (festividad de San José, día del padre). De esta manera, se empleaba la forma coloquial con que se conocía a las personas que celebraban su onomástica ese día: Pepe para los hombres y Pepa para las mujeres y para la Constitución de Cádiz; así, nadie podía caer en un delito de subversión. Como puedes comprobar, la picardía española viene de lejos.
Alfred López